
Si seguimos el concierto de año nuevo en Viena, este 2009 ha sido inolvidable: un Barenboim con sus mejores galas técnicas y personales no sólo se apoderó de la música sino del público, haciendo gala de ese "toque latino indiscutible" y de su humanismo sin tacha, pasando de la broma de Haynd al llamamiento por la Paz en el mundo y la justicia en medio oriente, y finalizando con un Danubio azul de línea finas y extensas, acuáticas como pocas veces se suele escuchar, y una marcha final de orgullo vienés donde el público fue el solista principal.
¡Olé Barenboim!
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